Ataques de EE.UU. no destruyen programa nuclear iraní, según evaluación preliminar del Pentágono
Pese a declaraciones oficiales de victoria, inteligencia sugiere que Irán solo fue retrasado unos meses; uranio y centrifugadoras habrían sobrevivido al bombardeo
Washington / Teherán. — Los recientes ataques de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares de Irán no destruyeron el programa nuclear de ese país, y apenas habrían logrado retrasarlo unos meses, según una evaluación preliminar del Pentágono filtrada a la cadena CBS News. Las fuentes señalan que las centrifugadoras permanecen intactas y que el uranio enriquecido fue trasladado antes del bombardeo.
El informe, atribuido a la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), contradice las afirmaciones del presidente Donald Trump, quien ha insistido en que las instalaciones fueron "completamente destruidas" y que el ataque representa "una de las misiones militares más exitosas de la historia".
La Casa Blanca calificó la filtración como "totalmente errónea" y culpó a un “fracasado de bajo nivel” en la comunidad de inteligencia, mientras que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, defendió que los daños fueron “devastadores” y que la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares fue anulada.
Evaluación contradictoria
Según CBS, funcionarios familiarizados con el informe indican que los daños provocados por las bombas antibúnker lanzadas sobre las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán fueron superficiales en su mayoría. Las entradas a los complejos subterráneos fueron selladas y parte de la infraestructura externa resultó dañada, pero la mayor parte del material y equipamiento clave se encuentra a gran profundidad y no fue alcanzado.
Imágenes satelitales confirman la existencia de cráteres alrededor de las entradas de las instalaciones, pero no pueden confirmar el alcance del daño interno. Además, fuentes iraníes han afirmado que los materiales críticos fueron evacuados con anticipación, lo que habría limitado el impacto de los bombardeos.
Una fuente israelí anónima citada por el medio saudí Al Hadath contradijo parcialmente esa afirmación al asegurar que parte del uranio enriquecido quedó sepultado bajo los escombros, aunque no hay confirmación independiente.
Tensión política y propaganda cruzada
La guerra narrativa se intensifica. Mientras Trump y Netanyahu celebran lo que describen como una victoria táctica y estratégica, funcionarios del Congreso de EE.UU. y expertos en seguridad nuclear expresan dudas sobre la eficacia de la operación.
El congresista demócrata Brad Sherman criticó a la administración por no aclarar si el objetivo fue destruir las reservas de uranio, las centrifugadoras o ambas. “Cuando dicen que destruyeron el programa, ni siquiera especifican qué parte del programa se refiere”, dijo en entrevista con la BBC.
El presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, David Albright, señaló que los daños a las instalaciones implican que Irán necesitará “tiempo, inversión y energía” para recuperar su capacidad, pero advirtió que aún conserva infraestructura clave y materiales fisionables.
Respuesta iraní y tregua frágil
Como represalia, Irán lanzó misiles contra la base aérea de Al-Udeid en Qatar, donde hay presencia militar estadounidense. El ataque fue interceptado en gran medida y no dejó víctimas, según el Pentágono.
Horas después, se anunció un alto el fuego entre Irán e Israel, mediado por Qatar y respaldado por el presidente Trump. No obstante, la desconfianza mutua persiste, y expertos advierten que Teherán podría acelerar sus actividades nucleares como medida disuasoria frente a futuros ataques.
Persiste la incertidumbre
Con 18 agencias de inteligencia en EE.UU. y evaluaciones aún en desarrollo, no existe un consenso sobre el éxito de los ataques. La historia reciente muestra cómo informes preliminares pueden cambiar significativamente con nueva información.
Irán, por su parte, insiste en que su programa nuclear es de carácter pacífico, y ha reiterado su derecho al uso civil de la energía atómica bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Mientras tanto, el mundo observa con cautela la evolución de esta nueva fase de confrontación en Medio Oriente, marcada por tensión militar, propaganda política y secretos nucleares aún bajo tierra.