México en la Encrucijada
Los Cabos, Baja California Sur a 1 de agosto de 2022
Ante todo el escenario, siempre complejo, de las relaciones internacionales el país ahora entra en una etapa de cambios cíclicos que obligan tanto a su gobierno como a los actores de la sociedad civil a tomar decisiones importantes. Por un lado, la carrera del relevo presidencial alimenta los deseos de continuidad del actual titular de la administración gobierno federal para consolidar su proyecto político y por el otro invita a la oposición a definir alianzas y descartar planes de acción que hace tan sólo uso meses parecían los adecuados.
En cuanto al contexto internacional, vemos en la visita del presidente López Obrador al presidente Biden en Washington, D.C. el lamentable doble discurso que ha empleado el mexicano para, por una parte, plantarle cara al imperio y mostrar músculo para su base electoral, una cargada de emociones y simbolismos pero carente de objetividad, acuciosidad y visión y, por la otra, actuar en consecuencia y a regañadientes con todos las exigencias impuestas por Estados Unidos.
México no debe no debe sufrir la miopía de un presidente que todo lo mira a través del cristal de las elecciones y las prebendas que, asociadas a ellas, deben otorgarse para que el poder público continúe siendo detentado por populistas.
Nos acercamos en esa tesitura a una encrucijada que invita, en el sendero más peligroso, a seguir el rumbo trazado en el 2018 para acabar con el poco capital político y buena voluntad que los ciudadanos mayoritariamente le depositaron a un movimiento de centro-izquierda y en el otro a un regreso a los hoy denostadas gobiernos de centro-derecha.
Ambos caminos conllevan riesgos pero lo que sí es cierto es que México puede estar peor y solamente los ciudadanos podemos actuar para evitar el decaimiento generalizado del país. Hemos visto que en rubros tan distintos como la cultura, la economía, la seguridad pública y la seguridad jurídica se ha registrado un retroceso importante sin que haya visos de que el responsable del timón, y, ahora sí, de la tormenta –en palabras de otro presidente, también López, expresadas ni más ni menos que hace exactamente cuarenta años, quiera hacer un viraje o una corrección en la hoja de ruta.
Se debe empujar precisamente hacia esa corrección de rumbo ya que conforme pasa el tiempo será más difícil retomar un camino virtuoso, ascendente aunque no por ello menos sinuoso.
Se dice que es de sabios reparar y, en términos bíblicos, en la multitud de consejos se encuentra la sabiduría, pero nuestro presidente sigue estando en campaña a cuatro años de que ganó las elecciones y se limita a doblar la apuesta aún cuando los resultados han sido magros.
Hago votos para que se corrija el rumbo pues se debe evitar una mayor desintegración del pacto federal, crecimiento de la violencia y la incipiente, pero ya existente, balcanización del país.
En esta encrucijada, México no puede tomarse el lujo de volver a errar el rumbo una vez más so pena de perder la presente década en luchas estériles por el poder. México continuará por muchos años más después de la supuesta cuarta transformación a la que se quiso llegar pero nunca encontró un buen puerto a resguardo de populismos ramplones. ¡Corrijamos!
- Eduardo Tapia Zuckermann, Tapia Zuckermann, S.C. (Los Cabos, Baja California Sur) Abogado en México, Nueva York y Washington, D.C.