La Cloaca Máxima
La extraordinaria grandeza del imperio romano se manifiesta sobre todo en tres cosas; los acueductos, los caminos y la construcción de alcantarillas”.
Dionisio de Halicarnaso
El nombre de Cloaca Máxima significa literalmente la alcantarilla mayor, y consistía en una extensa red de cañerías que corrían por debajo de la ciudad de Roma, recolectando las aguas negras y los desperdicios que se generaban en esa ciudad, que por el siglo VI a.C, contaba con un millón de habitantes. Esas aguas negras finalmente se depositaban en el rio Tíber que corría paralelo a la ciudad.
La construcción de esta magna obra se atribuye al rey de Roma Lucio Tarquino Prisco.
Para los romanos de aquella época resolver el suministro regular de agua y darle un destino apropiado a esta después de utilizarla, era una de sus máximas prioridades en materia de urbanismo, principio que extendieron a todo lo largo y ancho de su vasto imperio. Cada ciudad que era conquistada se debería de regir por las normas y procedimientos en materia de urbanismo y construcción que se dictaban desde la capital del imperio.
Para abastecer de agua a la antigua Roma, se construyeron once acueductos, de los cuales, cuatro de estos continúan en servicio hasta nuestros días.
Junto a las obras de ingeniería hidráulica y sanitaria, se promovía la construcción de caminos que comunicaran a todas las ciudades dominadas por los conquistadores romanos, mismos que cruzaban Europa, Oriente Medio y el norte de África.
Se estima que la extensión de estos caminos llegó a más de 80,000 km, que alcanzarían para darle dos vueltas a la tierra.
Mantener esta extensa red de vialidades resultaba vital para el imperio, pues les permitía por un lado poder desplazar a sus tropas en las sucesivas campañas de conquista de nuevos territorios, así como proveerse de alimentos, minerales, esclavos, y todo aquello que la gran ciudad demandaba.
Fueron tan eficientes los romanos en la construcción de sus caminos que muchos de estos sobreviven hasta nuestros días.
De esa época de gran esplendor deberíamos de tomar ejemplo al momento de planificar las ciudades modernas y poner por delante las obras de infraestructura básica, como lo son suministro de agua, drenaje y vialidades, antes de autorizar cualquier nuevo asentamiento humano.
Si diéramos una breve mirada al pasado comprenderíamos cabalmente que cuando se dice que todos los caminos llevan a Roma, no solo se referían a estos, sino a su modo de entender el diseño de la ciudad y a su gusto por hacer las cosas bien.
ASS