¡Arrasen con las selvas y los bosques!
Con harta frecuencia escuchamos que los gobiernos y las mismas organizaciones de la sociedad civil hablan pomposamente de construir el futuro para preservar el medio ambiente.
Pero la realidad es que de frente a las graves amenazas ambientales que se ciernen sobre el planeta es poco, o nada lo que se está haciendo para prepararnos y reducir así el impacto negativo que tendremos que padecer como humanidad en pocos años. Eventos climáticos extremos ya están sucediendo cada año en todo el planeta. Las expresiones de esto las vemos traducidas en sequias acompañadas de incendios devastadores por un lado e inundaciones de diluvio por el otro. Tormentas, tornados y huracanes sin precedentes en la historia moderna y un sinfín de eventos naturales catastróficos.
El cambio climático es una realidad, no una moda. Existe desde que el mundo es mundo, cinco glaciaciones nos dan cuenta de ello. El clima y la naturaleza no son estáticos, nuestra comprensión de estos fenómenos parece que sí lo es.
No estamos respondiendo colectivamente como nación de forma adecuada y oportuna para adelantarnos a estos escenarios apocalípticos que ya están cobrando cuentas.
Nuestro pais en el 2020 se colocó entre los 10 países que mayor deforestación sufrieron de acuerdo con datos proporcionados por el Global Forest Watch, GFW. En esta lista que incluye a países de todo el mundo, Brasil ocupó el primer lugar seguido por Bolivia y México en el décimo.
Ni la pandemia detuvo el ritmo de deforestación que estamos experimentando. Y esto a pesar del programa de reforestación del gobierno federal, “Sembrando vida”.
En el reporte del GFW, se señala que la explotación de materias primas es propulsora de este fenómeno en América Latina.
"Vemos el mayor impacto en términos de área en Brasil. También tenemos una alta tasa de deforestación impulsada por las materias primas en Bolivia, Paraguay y Argentina, y en menor medida en Colombia", se detalló en el informe.
A ello, se agregan motivos relacionados con el clima. "Se documentaron varios lugares con incendios inusuales, brotes de insectos y daños por tormentas que probablemente tengan vínculos con el cambio climático"
La deforestación es el primer eslabón que se rompe en la cadena del equilibrio natural y que puede hacer colapsar ecosistemas completos.
A la pérdida de las especies vegetales y animales, le sigue la remoción de la capa de tierra fértil que le da sustento a la vegetación que a su vez es provocada por la erosión causada por las lluvias y la acción del viento. Cuando esto pasa el suelo se vuelve estéril, y el proceso se convierte en irreversible. Lo que queda después es un desierto yermo.
Estamos a tiempo de revertir esta tendencia, pero hace falta mucha voluntad de las sociedades, las acciones que se requieren no saldrán de los gobiernos, estos tienen fecha de caducidad y por lo tanto no se puede confiar en que por sí solos logren llevar a cabo estas medidas. Además, están sometidos a muchas presiones e intereses que acaban sobreponiéndose al interés colectivo, llámense ganaderos que arrasan la selva para criar ganado, bandas de talamontes integrados al crimen organizado, pequeños campesinos que buscan ampliar sus áreas de cultivo, así como grandes corporaciones mineras, o madereras que no dejan un árbol en pie. La lista es larga.
Urge que la sociedad civil de un paso adelante y exija a las autoridades que se ponga freno a la deforestación, que es tal vez ahora la mayor amenaza al medio ambiente. Sin bosques ni selvas, no hay vida…
Porque tampoco habrá aire que podamos respirar.
armandosanchezsalcido@gmail.com