Los tiempos (feos) que vivimos
No cedas al fatalismo, te inducirá a la inercia y a la pereza. Reconoce los grandes poderes del pensamiento. Esfuérzate. Procúrate un destino grandioso por medio del pensamiento recto. Swuami Sivananda
Tan solo si nos damos una breve repasada a noticiarios de tv, radio y medios electrónicos, no hay espacio que no describa o de cuenta sobre alguna balacera, muertos aquí, allá y acullá, da los mismo sea en Ciudad Juárez, Chihuahua, como en Veracruz en Jalapa o en el mismo puerto, en Reynosa, Tamaulipas, fusilamientos como en San José de Gracia en Michoacán, hace algunas semanas, o en Agulilla; o la humillante persecución de militares de no hace mucho, o el linchamiento de este fin de semana de un joven que confunden con “robachico” en Huauchinango, Puebla; o las fosas clandestinas que aparecen aquí y allá, o los más de 100 mil desaparecidos; o ¿qué me dice de los más de 120 mil homicidios dolosos y feminicidios en este sexenio a lo que el presidente responde de que no cambiará la estrategia de “abrazos y no balazos” y que “se avanza aunque sea algo en este tema que es complicado”?
Tan solo de enero a mayo de este 2022 se han registrado más 10,838 homicidios dolosos, lo que representa 72 diarios. Sin temor a equivocarme creo que ya sobrepasamos hace rato los que han muerto en la guerra de Ucrania-Rusia y lejos. O sea que aquí, sin estar en guerra, se matan a más personas.
Y qué decir de los 20 contenedores que en menos de 10 horas un comando de 8 a 10 delincuentes del crimen organizado roban en Manzanillo, con total libertad e impunidad ahora cuando los puertos están bajo la custodia de la Marina Armada de México. Evidentemente la corrupción, la infiltración y la complicidad se han colado como la humedad a través de las paredes.
Y para que no falte, la nota diaria, los constantes reportes de robos en combies, taxis, transeúntes y ahora la modalidad de “montachoques” para extorsionar y “sacarle dinero” al otro conductor involucrado; asaltos en carreteras, en los embotellamientos, etc., etc., y así nos podíamos seguir para no “bajar” de la alta depresión que causa contaminarse con tanta noticia de tragedias porque no son otra cosa más que eso. Nada más abrir un periódico, prender la tele, radio o abrir cualquier portal de noticias en la compu para contaminarnos de tal avalancha de noticias más que duras e impactantes que ya parecen que forma parte del paisaje del quehacer nacional.
Y para que no falte el pesimismo ¿qué tal si hablamos de la inflación? La más alta en décadas no solo en México sino en varios países (que no es consuelo) lo que también tiene su efecto stress a nivel local donde vivamos porque tarde que temprano nos afecta en nuestros bolsillos y en lo incierto que se torna nuestra vida laboral.
Pero déjeme decirle del por qué todo lo anterior, y es que me resultó interesante que pensando en el tema para esta editorial, quise demostrarme a mí mismo lo fácil que es escribir sobre lo malo que está ocurriendo con especial intensidad.
La información fluye como agua sin tener que investigar mucho sobre lo que pasa en nuestro adorado país que parece que se cae a pedazos, como una bandera que vi por ahí en las redes que se ve cómo ondea toda deshilachada, puesto que todo esto que le cuento, lo vivimos diariamente, mientras vemos sonrientes y a grito pelón a los políticos aspiracionistas del movimiento de ‘ya sabes quién’, buscando sobresalir desgañitándose para insistir en que hay que luchar por la “unión” para que este país siga con esta gran “transformación” donde solo vemos que tal “transformación” se refleja en las sonrisas que se transforman en lágrimas de dolor o de hambre, o de lucha por conseguir medicinas y mejores condiciones de vida. Para eso sí que habría que buscar la llamada “unidad”. Para erradicar esta violencia desbocada y descarada que nadie para y que sigue acaparando territorios y dominando pueblos, municipios y hasta estados completos.
Pero para no seguir en este oscuro, y feo negro modo del pesimismo que arriba plasmé, creo que lo mejor -al menos en mi parecer-, es que los que vivimos aquí en Los Cabos, lo mejor es pensar en lo muy afortunados que somos al no vivir ese tipo de problemas y reflexionar en los que sí tenemos como son: la falta de agua, la nefasta mala movilidad que padecemos y la mejor educación que debemos exigir y cuidar para los que atrás vienen.
Siga cuidándose
AFC