Agua, drenaje y movilidad, bombas de tiempo en Los Cabos
Por más que queramos evitar el tema y actuar como avestruces, en Los Cabos tenemos dos enormes bombas de tiempo: la evidente insuficiencia de agua potable y la deficiencia de la movilidad y el transporte público, sin olvidar los otros graves problemas que normalmente traen la explosión demográfica como son: la vivienda, la educación, la recolección y disposición de la basura y, por supuesto, el tema del drenaje que va de la mano con el suministro de agua potable, ya que se utiliza y que llega, agua que tiene que descargarse.
Empecemos con el agua: Todos sabemos que los pozos de agua que cuenta este municipio así como la planta desalinizadora son insuficientes para las grandes necesidades que demanda esta comunidad que está ya sobrepasando los 400 mil habitantes. La planta desalinizadora de Cabo San Lucas, que tiene ya más de 15 años operando, está comprobado que ya no alcanzan los apenas 200 litros por segundo para satisfacer una demanda de más de 800 litros por segundo. Los pozos no son suficientes para abastecer a la población además del deterioro de la red de suministro de agua potable por la edad de las tuberías por lo que el tandeo de la distribución y el servicio de las pipas son indispensables que, por cierto, se han convertido en un extraordinario negocio que controlan unos cuantos. Flotillas que tienen arreglos con propietarios privados de pozos sin que existan controles o topes para la venta al público. O sea, no existe más regulación que la oferta y la demanda lo que debería, en opinión de muchos, ser intervenida por una ley estatal, lo que se ve muy remoto pues se afectarían intereses de grupos de poder que comparten funcionarios y empresarios privados, como bien se sabe.
Recientemente y después de que las gestiones de la administración municipal fracasaran para una nueva planta, por lo que usted quiera; se habla de litigios internos, de gestiones tardías en la solicitud de los recursos, o por lo que usted quiera creer, el caso es que ahora, por fin, se autoriza una nueva gestión para ampliar esta misma planta para que inicie su construcción en mayo con estimado de terminación de dos años para sumar a los actuales 200 litros por segundo, a unos 400 litros por segundo. El costo aproximados es de poco más de $ 1,641 millones de pesos.
Lo cierto es que el problema seguirá sin resolverse como una bomba de tiempo, al menos para esta administración que conduce el Profe Leggs quien tendrá que campear con esta escasez y con la distribución desbordada y sin control a través de pipas.
Otra bomba de tiempo, como señalaba arriba, es el drenaje sobre todo para San José del Cabo donde se mantiene saturada -desde hace tiempo- la planta de tratamiento de Fonatur ubicada junto al emblemático Estero. Los continuos olores fétidos cada vez son más frecuentes y el desazolve de líneas de conducción tiene que hacerse con más frecuencia. Dada la proliferación de nuevos desarrollos habitacionales de alta densidad con niveles de calidad media alta a de lujo, muchos no se explican como se autorizan licencias y permisos de operación con la evidente escasez de agua y la imposibilidad de recibir más aguas residuales de la planta de Fonatur, cuando ésta es la que recibe prácticamente la mayor parte de la cabecera municipal y zonas aledañas sin la prometida planta de tratamiento de debió ya construir uno de los fraccionamientos y por lo pronto nos se sabe de otra en el futuro cercano.
La otra bomba de tiempo que también es una realidad por el incremento del parque vehicular debido a la ola del crecimiento demográfico que es más que obvio, es la movilidad que un día sí y otro también estrangula la única arteria de circulación libre comunicación entre el aeropuerto y Cabo san Lucas.
Se habla de prácticamente un vehículo por cada dos personas, o sea más de 200 mil incluyendo camiones de transporte urbano, de carga, traileres de proveedores que requieren la enorme cantidad de tiendas de autoservicio y abastecimiento que van de la mano con la necesidad también de más escuelas cuando las calles, las avenidas siguen sin ampliarse.
Son éstas, tan solo algunas pinceladas que reflejan la realidad de este maravilloso paraíso que, lamentablemente, también incluye una que otra bomba de tiempo que de no desactivarse pronto, pero muy pronto, podrían venirse abajo los sueños -muy válidos- de los que aquí seguimos y de los que aun creen, ingenuamente, que en Los Cabos todo es belleza y sonrisas en la búsqueda -también muy válida- de una mejor calidad de vida.
Siga cuidándose
AF