Ni respeto, ni conciencia, ni educación por el mar
Parece mentira, pero en un estado como Baja California Sur que posee el mayor porcentaje de costas de todo México con más del 22%, con más de 2,230 kilómetros de litorales, con acceso al Pacífico y al único Golfo que pertenece a un solo país, tengamos tan abandonado el tema del cuidado de nuestros mares.
La vigilancia frente a sus costas, islas y en especial alrededor del archipiélago de Espíritu Santo muy cerca de la capital La Paz, es prácticamente nula.
La preocupación de las autoridades en diseñar, difundir y mantener una permanente campaña conservacionista es y ha sido igual de nula, aunque se espera que en esta nueva administración realmente se note un cambio para implementarla.
En primer lugar debemos partir del hecho de que nadie cuida lo que no conoce, y es ahí donde radica la intervención no solo de autoridades, sino también de la iniciativa privada y de la sociedad misma.
Sería ocioso recalcar que la economía y desarrollo de esta entidad depende del turismo y éste, de nuestros recursos naturales, de mantener la belleza de las playas, del medio ambiente, de evitar la basura y desechos que llegan al mar. Finalmente es la principal joya en la que descansa todo lo demás: playas, marinas, actividades acuáticas, pesca comercial, pesca deportiva, etc. , etc. y muy en especial la enorme y rentable industria de las bienes raíces que aprovechan la impresionante vista o cercanía al mar y que es el sueño permanente de los que buscan una mejor calidad de vida al invertir, rentar o simplemente disfrutar de la Naturaleza, al estar -al menos de vacaciones- en este singular destino como lo es Los Cabos y el resto de Baja California Sur.
Todo esto ya lo sabemos, pero predomina la indiferencia. Así tenemos que en las escuelas e instituciones educativas desde básicas hasta superiores, el tema del mar o del medio ambiente, en general, es secundario.
Es escandalosamente notoria la falta de educación en temas del mar, lo que resulta incomprensible teniéndolo frente a nosotros todos los días.
Seguimos conociendo de agravios a los mares, sino es por basura, vertimiento de drenajes y basura; pesca ilegal, sobre explotación (excesivo número de jaulas para peces de escamas, chinchorros, redes de encierro, etc., etc.); abandono de redes por pescadores inconscientes (tan solo en los dos primeros meses de los cuatro de esta temporada del avistamiento de ballenas ya se han reportado tres enmallamientos por no hablar también de las líneas de pesca que estrangulan a lobos marinos, como lo muestran registros recientes) ; campamentos pesqueros hechos un muladar que viven en la anarquía al ver que nadie vigila y que tampoco nadie se preocupa por proporcionar educación a pescadores (pues nunca la han recibido o mamando de los mayores o de los maestros en las escuelas) para realmente inculcar una cultura de la conservación. Es una verdadera pena.
Ni qué decir de las pobres o casi nulas acciones en esta materia de dependencias oficiales como Semarnat, Conanp o Profepa para resolver, no solo el tema de la inspección y vigilancia, sino de buscar una solución -de raíz- a través de campañas permanentes para que las actuales y futuras generaciones tengan más conciencia de que nuestros recursos naturales no son eternos y que más temprano que tarde ya no habrá vuelta atrás.
Ahí está la realidad. Solo hace falta que la voluntad política y social le entren con todo para conservar y preservar nuestro entorno natural. Ya es hora de devolverle los favores a nuestros mares tan solo cuidándolo y haciendo que los demás que están en el presente y que vienen atrás hacia el futuro, también lo hagan.
Aunque suene a un cliché demasiado sobado, la solución está en todos nosotros, los que estamos aquí y que seguimos obteniendo beneficios invaluables de esta nuestra Naturaleza. La pregunta es ¿Hasta cuándo?
Siga cuidándose.
AFC