Burocracia, ¿eficiente o a modo?
Cualquier administración pública ya sea federal, estatal o municipal debiera aspirar a ejercer con eficiencia, honestidad y transparencia.
Con lo anterior -estoy seguro- todos estamos de acuerdo, ya que, finalmente, para eso elegimos a nuestros gobernantes que también son administradores de los recursos que todos aportamos a través de los impuestos, licencias, permisos o derechos.
Principios básicos y elementales de la democracia.
Sin embargo en la realidad no es así. Todos sabemos que el influyentismo de ciertos políticos existe. Algunos por querer cobrar favores con el argumento de que muchos de los funcionarios que están en éste o aquel puesto se lo deben a esos influyentes políticos que en tiempos de campaña aplicaron sus habilidades de maniobra, experiencia y contactos para poner y quitar una vez logrado el objetivo de llevar a su candidato al triunfo. Así funciona esto de la política.
El caso de Los Cabos, como en el de cualquier otro municipio o estado en el país, no es la excepción. La diferencia siempre va a depender de los principios, determinación, buen criterio y sobre todo de los pantalones que lleve puestos el candidato ganador que no aceptará imposiciones, al menos, permanentes.
El día que tomó posesión el Profe Oscar Leggs, hace ya más de dos meses, enfatizó que en su gobierno no cabría, ni toleraría el influyentismo disfrazado de apoyos previos que en realidad podrían convertirse en vil chantaje para poner o quitar a Mengano y Zutano. Además -subrayó- qué estaría poniendo a prueba de 30 días a los miembros de su gabinete (bastante generoso) para determinar si por el desempeño realizado por el funcionario en cuestión, para rarificarlo o separarlo del cargo conferido.
Pues bien, ya entramos en el tercer mes de este gobierno municipal y ya comienzan a verse señales de quién es quién en lo que se refiere a la lealtad, a la eficiencia, a la formalidad. Pero también ya es posible ver quién rinde a la deslealtad, a la deficiencia, al abuso de confianza para satisfacer intereses personales o de grupo. En otras palabras, se vislumbra quién o quiénes tienen intenciones de pisar terrenos del sospechosismo.
Sin ser adivino, ni profeta, pero sí perceptivo, es muy probable que el nuevo alcalde ya empezó a darse cuenta de que tendrá que extremar su sensibilidad y habilidad política de quiénes realmente están con él y en la misma línea, no solo de sanear esta administración, sino de llevarla a niveles de mayor eficiencia y transparencia en todas y cada una de las direcciones.
Es vital la confianza y responsabilidad recíproca con su Secretaría General que es la que debe mantener el equilibrio entre todas las direcciones además de vigilar que no existan situaciones vulnerables a la corrupción que es, o más bien, que debe ser, la principal preocupación por la amenaza de todos los que acechan a obtener algún beneficio personal o de grupo emanado de cualquier operación, adquisición o acción que involucre beneficios económicos, políticos presentes o futuros.
Ahí se la dejo para el imaginario colectivo. Ya cada quien sabrá a quien le queda el saco y de quien habrá que cuidarse o cuidar para que esta nueva administración tenga éxito que es lo que, finalmente todos deseamos o debemos desear.
Siga cuidándose.