Tiempos de ajuste y expectación

Después del famoso Día “D” de las elecciones en el que nuevamente las encuestas volvieron a estrellarse con sus pronósticos, al menos las reacciones de los que no salieron favorecidos por los votos de los sudcalifornianos, fueron moderadas y sin sobresaltos.

Ni en la gubernatura, ni en las principales alcaldías -en especial la de Los Cabos- ni aun en las dos diputaciones federales, los números fueron, sin duda, lo que la alianza Unidos Contigo esperaban aun después de las intensas campañas por tierra y a través de los diversos medios de comunicación de todos conocidos.

Independientemente de las interpretaciones, causas o motivos del por qué de los resultados avalados ya por el Instituto Estatal Electoral, es de destacar la reacción madura de ambas partes. De los ganadores por su mesura en los festejos y declaraciones post-electorales, y; de los perdedores, su resignación y digno reconocimiento de que los números no les resultaron como los habían planeado.

Lo anterior deja un buen sabor de boca a los electores en general. Si bien es inevitable destacar el exceso de partidos y candidatos que, dicho sea de paso, mostró la pobre preparación de muchos de los nuevos partidos y varios de sus candidatos.  No todos, claro, ya que hubo quienes exhibieron su ingenuidad, escaso dominio de la palabra y cuestionable desenvolvimiento en los debates y actos públicos, como también los hubo con cierta capacidad de articulación, presencia y credibilidad. Dicho lo anterior con el respeto que todos me merecen y sin la intención de herir susceptibilidades.

El hecho es que ya estamos de lleno en tiempos de ajustes los que, sin duda, serán poco tersos. Por un lado porque se está notando el valemadrismo burocrático en varias de las dependencias municipales y estatales, con las dosis de lo que se suele bautizar como el “año de hidalgo” antes de quedar sin chamba ni contactos,

Los problemas con el suministro de agua potable se han agravado notablemente, sin contar con el hecho de que el verano ya está encima y habrá que añadir la amenaza del sobreconsumo de energía eléctrica que conlleva no solo por las altas temperaturas sino porque el turismo ha venido incrementándose (afortunadamente para la economía local), pero también -y habría que dedicarle todo un capítulo- a la llegada de nuevos residentes nacionales que arriban a este destino buscando mejores condiciones de vida, y que vienen huyendo de las grandes ciudades o zonas donde la competencia es mayor y las condiciones más complicadas.

La gran responsabilidad de los nuevos gobernantes es incuestionable. Tienen todas las ventajas añoradas por cualquier partido ( en este caso, movimiento). Además de la gubernatura, tres de los cinco municipios, dos de ellos claves para la economía estatal (La Paz y Los Cabos); doce de los dieciséis distritos posibles en el Congreso local, además de las dos diputaciones federales. Casi casi, lo que se llama “carro completo”.  Además, para bien o para mal, toda la responsabilidad de que el guinda de Morena, pinta a los cuatro estados que rodean del Golfo de California y casi todo el Pacífico con excepción de Jalisco y Oaxaca.

De todos es sabido la alarmante disminución en inspección y vigilancia así como en los programas de conservación y preservación de las áreas naturales protegidas, así como el incremento de la pesca ilegal, la sobrepesca y la invasión de la pesca comercial en nuestra entidad.

Tema aparte y no por eso nada menor, es el poder del narcotráfico en la zona noroeste del país. De ahí también la clara sospecha de la participación del narco en las pasadas elecciones en especial en estados como Sinaloa, Michoacán y San Luis Potosí. No es de a gratis que recientemente los dirigentes del PAN, PRI y PRD, abiertamente en entrevista con Latinus afirmaran tal situación.

Ojalá y estos tiempos de ajustes corran rápido para conocer quiénes y qué políticas serán los que dirijan no solo el destino de nuestro estado sino el de los mares que nos rodean.

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AFC