Lo que ves es lo que hay


 

“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si quieres poner a prueba el carácter de un hombre o mujer, dale poder”: Abraham Lincoln

 

  Así como cuando llegamos a una tienda departamental donde se colocan módulos con los productos de oferta, así estamos en Baja California Sur y en particular en Los Cabos. Lo que ves…es lo que hay.  No hay forma de buscar tallas o modelos que a uno le acomoden. De pronto uno se encuentra, si tienes suerte, con la prenda que te gusta y que te queda, tarea nada fácil porque hay que estar revolviendo todo para elegir algo que medio te guste porque es lo que hay y no hay chance de que el empleado busque en la bodega tu talla, tu estilo o color.

 

  Y es que si volteamos alrededor, de por sí estamos por enfrentar no solo las elecciones más grandes de la historia de nuestro país, sino las más complicadas y contaminadas ya que ahora resulta que el árbitro (el INE y su Tribunal Electoral) son antidemocráticos y tendenciosos, según el presidente AMLO y sus correligionarios, lo que ya es desalentador.

 

  Pero volviendo al tema inicial e independientemente de la atmósfera tan viciada del proceso nacional electoral en el que estamos inmersos, al asomarnos a la oferta que hay, pues sí, lo que vemos y oímos es lo que hay. Y realmente vemos que, a excepción de unos cuántos candidatos, el resto no ofrece gran cosa.

 

  La mayoría -y es la verdad-, sabe que está lejos de ganar, sobre todo los de los nuevos partidos. Si bien están convencidos que no son los colores los que podrían llevarlos a ganar, sino su propia popularidad que los hace sobreestimarse aunque en el fondo saben que todo este esfuerzo servirá, primero para lograr que su nuevo o pequeño partido pueda alcanzar el porcentaje mínimo para conservar su registro, y; dos: para posicionarse y darse a conocer para el siguiente proceso que será en menos de tres años.

 

  Lo cierto es que su escasa preparación académica, profesional y de habilidades en elocuencia y claridad para presentar propuestas, así como su reputación son suficientes para lanzarse como la mejor y única opción. Basta con verlos desenvolverse en los debates y en las diferentes entrevistas y declaraciones que hacen para darnos cuenta que no es así.

 

  La ventaja es que ahora los ciudadanos tenemos más elementos para conocerlos o darnos cuenta de quiénes son y quiénes están detrás de ellos. Nuestra obligación y responsabilidad ahora es la de elegir quiénes podrían desempeñar realmente un papel decente, honesto y eficaz.

 

  Tenemos que ejercer nuestro derecho a elegir y analizar a quiénes vamos a contratar como empleados en la gubernatura, en la diputación federal en el Congreso de la Unión y en el Congreso local representando a nuestros seis distritos y, por supuesto, a quién pondremos al frente del Ayuntamiento y quiénes estarán acompañándola o acompañándole. 

 

  Tenemos que preguntarnos quiénes de ellos realmente garantizará que si ganan, una vez en el puesto, no intervendrán grupos de interés (que ya sabemos cuáles son) metiendo mano a través del Cabildo o Congreso con regidores y diputados obedientes a sus designios.  Ya lo hemos visto con algunos que con una mano en la cintura y la otra en el bolsillo, deciden impulsar cambios de uso del suelo, licencias inapropiadas o autorizaciones sospechosas. Algunos y algunas sabemos que quieren repetir pero ahora en posiciones más influyentes.

 

  Así como el caso de San Luis Potosí donde uno de los candidatos a la gubernatura está claramente identificado como gente del crimen organizado (sí, el “pollo” Gallardo, como se ha publicado ampliamente) y en otros estados como Michoacán o Baja California, por mencionar algunos, aquí en Baja California Sur y en Los Cabos sabemos de candidatos de distrito o miembros de planillas o del equipo de candidatos a la alcaldía que tienen antecedentes de actuaciones totalmente parciales o sospechosas por decir lo menos. Usted póngales el saco o que ellos mismos lo hagan, por más que quieran aparecer como los exfuncionarios y ahora candidatos que son más honestos, buenos y sacrificados que la mismísima Teresa de Calcuta, sabemos bien quiénes son.

 

  Finalmente, lo que decía arriba, lo que ves es lo que hay, así que habrá que abrir muy bien no solo los ojos sino los oídos para analizar como se mueven y qué dicen y así percibir y decidir si nos convencen, si les creemos o no. También habrá que revisar a los que ya tienen camino recorrido, qué fue lo que hicieron, cómo lo hicieron y qué resultados obtuvieron.

 

Siga cuidándose.

 

AF






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