La Navidad en tiempos del Covid-19
¿Se acuerdan amigas, amigos, el año pasado por estas fechas qué tan ajenos estábamos a la amenaza sanitaria que se nos venía encima?
Ya se escuchaba de que en China el malévolo virus comenzaba a hacer estragos en la provincia de Wu Han, pero a nosotros la noticia nos pasaba de largo, China está a 13,000 kilómetros de distancia y eso para nuestra indiferencia, es un tramo bastante largo.
Ahora, después de un año el virus está presente en 191 países y ha causado la muerte de un millón setecientas mil personas, e infectado a casi setenta y nueve millones. En nuestro pais, según las cifras oficiales ya llegamos a ciento veinte mil defunciones. En Los Cabos la cifra acumulada es hasta hoy de 252 víctimas mortales.
Para las familias de los que perdieron a algún ser querido, sea por esta razón u otra, en esta Navidad habrá una silla vacía.
Pero esta fecha tiene la virtud de brindarnos un momento para la reflexión y la reconciliación, tanto con los otros que nos rodean, como con nuestras emociones.
La risa de los niños, felices de recibir sus regalos, nos ayudan a pasar el trago amargo de nuestras lágrimas y al estar reunida la familia, las penas al ser compartidas tienen menor peso en nuestras almas.
Eso es lo maravilloso de celebrar el nacimiento de Jesús, que va mas allá del mercantilismo con el que se envuelto la festividad en muchos lugares.
Esta fecha invariablemente nos conecta a los recuerdos de nuestra niñez y nos remonta a otros tiempos, lo que le concede su condición de tradición familiar.
Ahora que somos azotados por el flagelo de la pandemia, tal vez tengamos que ser mesurados en la forma en que habremos de celebrar- cosa muy difícil de conseguir, tomando en cuenta el carácter festivo que nos distingue como pueblo-.
Pero será muy necesario que extrememos las precauciones y evitemos las reuniones tumultuosas, nos abstengamos de visitar a otras familias y amigos, y de recibir también a la menor cantidad de personas en nuestras casas.
Son tiempos extraordinarios que requieren de medidas extraordinarias.
Estamos todavía lejos de ver el final de la pesadilla. Solo queda seguirnos cuidando.
Pasen ustedes queridas amigas, amigos estos días de Navidad de forma maravillosa y permitan que nuestro Señor sane las heridas de sus corazones.
ASS