El recuento de los daños


Un ritual decembrino es volver la vista hacía atrás, para ver que nos pasó en esta vuelta al sol.  Hay años mejores que otros.  Hay victorias y derrotas.  Años memorables y años para ser olvidados.  Lo dijo Carlos Loret en su ultimo programa, del 2020.  Tanto queremos todos olvidar este año, que se volverá el año mas inolvidable en muchas vidas. 

En este año recuento de daños será enorme.  Hay pocos que no tenemos conocidos, amigos, parientes, que han muerto, que han enfermado.  Que la pasan mal.  Gente sin trabajo.  Gente sin dinero.  Amigos que cerraron sus negocios.  Gente que por primera vez le tiene miedo al hambre.  Hoy como nunca vemos el año que viene con mas miedos que esperanzas. 

A veces pienso que cada país tiene la pandemia que se merece.  

Un daño es la pérdida de respeto hacia personas que estimábamos, creíamos pensantes.  Gente que puede ser de influencia, por su rol de figuras públicas, como empresarios, políticos o artistas, que, sin datos científicos de sustento, gritan a los cuatro vientos, y en cuanta red social acceden, que las vacunas no sirven y que no se las pondrán.   También lo hacen desde los bares y antros que no han dejado de frecuentar.  Para ellos el SARS-CoV-2 no existe, y predican con el ejemplo.  Para mí son unas malditas granadas con patas, esperando estallar junto a inocentes. 

También duele la falta de solidaridad social.  De empatía.  Aún y cuando es de sentido común usar cubrebocas, para protegerte y proteger a la gente cercana a ti, a la gente le vale.  Se sienten “reprimidos” y cada que pueden evitan su uso.  Evitan quedarse en casa.  Evitan reducir contactos. ¿Cuál es el resultado?  Somos uno de los países que mas mal manejan la pandemia.  

Lástima que el gobierno no haga lo que tiene que hacer.  En el mismo programa de Carlos Loret que mencioné al principio (Loret Capitulo 28 https://latinus.us/2020/12/17/latinus-originals-loret-capitulo-28/) vemos las contradicciones de los gobernantes en estos meses. La desinformación.  Lastima que, el que nos tiene que cuidar, no solo no lo haga, sino que haga lo necesario para dañarnos, con campañas a brazo partido contra pruebas y cubrebocas.  Con malos ejemplos.  Sabíamos que venía.  Ellos sabían que venía.  Sabíamos que era terrible y no hicimos nada.  

Hiere la mentira.  Que se nos quiera ver la cara de tontos.  Fueron mezquinos con las pruebas, apostado por las vacunas.  Ahora se nos ofrece la salida con una vacunación universal.  Una promesa que no podrán cumplir. Que saben que no podrán cumplir.  Se nos dice que estaremos vacunados todos los mexicanos, para marzo del 2022.  Es decir, en quince meses.  Las vacunas aprobadas a la fecha (hay mas de doscientas en desarrollo) requieren de dos dosis.   Si somos ciento treinta millones de mexicanos, significa hacer doscientas sesenta millones de aplicaciones en 15 meses.  Es decir, diecisiete millones trescientas mil al mes.  O quinientas setenta y siete mil diarias.  Veinticuatro mil cada hora.  Cuatrocientas cada minuto, los próximos 15 meses.  Actualmente están capacitando a un “ejercito” de TRESCIENTAS -si 300- personas para cumplir con la tarea. (y por cierto, del Ejército Mexicano)  ¿Se les hace que se podrá?  No creo siquiera que existan jeringas y curitas suficientes en el país para cumplir con tan titánica labor.  De vacunas y personal médico, mejor ni hablamos. 

Me da una tristeza extrema ver en todos lados que los médicos y el personal médico está cansado.  Esta abandonado.  Tanto en el sector público como privado.  Se puso una carga en sus hombros, y no se le ayuda.  No se les protege.  

A diferencia de otras tragedias, donde todos nos unimos, en esta ocasión no hemos podido evitar dejar de ser mezquinos.  Nuestro gobierno nos dice que puede solo.  Que no quiere ayuda.  Que no va a dejar que ayudemos.  Hay una elección en puerta, y salvar a la patria es una medalla que muchos quieren colgarse.  Parece que, en la historia de México, y aquí me permitiré hacer una adaptación de una frase de Sir Winston Churchill, nunca tantos sufrieron tanto por la torpeza de tan pocos, la cual le viene como anillo al dedo, al aviador de Gattel.

¿Cuál es la moraleja?  No se si haya alguna.  Hay que cuidarse.  Tal vez con un mexicano a la vez, que tenga cuidado y responsabilidad, podremos vencer.  

Ya vimos en el 2020 que ponernos en manos del Gobierno no nos llevará a ningún sitio diferente de una urna o una fosa.  ¿Cuál es la esperanza?  El 2021 tiene todo para ser un año mejor, porque hace más de un siglo que no ha habido uno peor.  Para vencer al 2020, se la pusieron fácil. 

 

GAE






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