De las mañaneras y la propaganda política


El inicio del año electoral para los comicios intermedios de junio de 2021 así como la enorme ola mediática que ha venido ocupando la atención general en el circo político nacional, hace inevitable analizar cómo, el propio gobierno Federal y los diferentes partidos políticos, se están preparando para contender por el voto.

  Para empezar, es evidente la inconsistencia del propio gobierno Federal no solo por las renuncias y enroques en el gabinete, sino por la falta de solidez y coincidencia del discurso presidencial que, por un lado, predica la lucha contra la corrupción y hace alarde de un cuestionado optimismo de que ´todo va bien´ y de que ya estamos en franca recuperación sanitaria y económica cuando -al mismo tiempo-, vemos el actuar de su círculo cercano, empezando por su propio hermano Pío recibiendo dinero a escondidas de su colaborador David León, así como las concretas acusaciones de enriquecimiento inexplicable de personajes oscuros como el director de la CFE, Manuel Barlett y las propiedades de  Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública o los negocios de Zoe Robledo, director del IMSS; o que la cifras de muertes y contagios van en aumento a pesar de los constantes pronósticos fallidos de su admirado “científico” López Gatell que nomás no convence; y qué decir del tema económico cuando el secretario de Hacienda Arturo Herrera contradice al Presidente afirmando que en décadas nunca habíamos estado tan mal y no solo eso, sino que vamos todavía a escenarios peores. ¿A quién creerle?

  Mientras la amarga realidad sucede, por ahora el tema son las próximas elecciones, y cuáles serán sus reglas.

  De momento ya empezamos con los sobresaltos: de entrada el Presidente está de plácemes ya que, a pesar de que se había anunciado que el partido México Libre de sus “queridos amigos” Calderón y esposa había sido ya aprobado,  pues ahora y de acuerdo con una última consideración de los Consejeros del INE pues, que siempre no. Que un porcentaje  de su financiamiento no estaba claro y que pues no califica. Obviamente vino el revire sobre los financiamientos de todos los demás partidos, que sabemos nunca han sido claros (incluyendo los de las bolsa de papel de Pío).

  Así que nos tendremos que preoparar a ver este tipo de episodios como es el caso de las mañaneras. Veremos si el INE se atreve a prohibirlas, de entrada en las próximas elecciones de Hidalgo y Coahuila ya que, si no lo hace, sentará un precedente para que continúen previo a las elecciones grandes de junio del 21.

  Y es aquí donde vale la pena detenerse para sopesar si las famosas mañaneras de AMLO, que ya son históricas, pues las peroratas de Fidel; aquel programa dominical “Aló Presidente” de Hugo Chávez (que a veces duraba más de seis horas); y aquel dominical de “Fox contigo”, pues  palidecen junto a estas mañaneras de López Obrador, que ya están, sin la menor duda, incluidas en los récords mundiales del Guinness.

  El Presidente insiste que son conferencias “informativas” cuando todos sabemos que, desde siempre, han sido una estrategia totalmente de Marketing político y que, por cierto, le han redituado y le siguen redituando, magníficos dividendos de popularidad. Es indudable que la omnipresencia diaria en la pantalla ayuda… y mucho.

  Y cuando hablamos de Marketing tendríamos que recordar que sus componentes son: la Propaganda, la Promoción y la Publicidad. Lo que resalta ahora es precisamente el ingrediente nuevo de  “informativo”, una genialidad que  funciona perfectamente como un elemento innovador que además, es un excelente pretexto para ocupar la atención diaria. Y cuando los temas se agotan pues el señor Presidente recurre, -¿por qué no?- a la ocurrencia de oído, aunque a veces parezca, como él mismo lo dice, politiquería pura así como el uso, sí, al uso de obvios “reporteros” paleros o más bien patiños que “acomodan” una pregunta burda pero a modo, para contestarla y justificando cualquier asunto.

  Siguiendo el tema de Marketing y olvidándonos de momento de este nuevo ingrediente “informativo”, me viene a la mente pegajosamente la palabra Propaganda que, según los cánones, es un concepto que busca persuadir a las personas para conseguir adeptos a una idea, una doctrina, un punto de vista, una forma de pensar, por lo que se utiliza con fines religiosos o políticos.

  Y cuando hablamos de Propaganda, es inevitable mencionar  a uno de los grandes genios (malévolo, por cierto) y manipuladores de este concepto que fue el nefasto nazi Joseph Goebbels, mano derecha del no menos nefasto Adolfo Hitler que en su libro Mi Lucha (Mein Kampf) le dedicara dos capítulos: “Pronto me di cuenta –escribió– de que el uso de la propaganda es un verdadero arte que ha permanecido prácticamente desconocido para los partidos burgueses”.

  Y fue precisamente Goebbels, recordado como un personaje “enano cojo y diabólico”,  como como lo definía Goering (otro nazi de Hitler),  porque desarrolló durante su infancia un “enorme complejo de inferioridad” debido a su escasa estatura y a una malformación en el pie que le condenaría a una cojera permanente. Fue el padre de la propaganda nazi y responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda.

  Y viene al caso porque es uno de los ejemplos (aunque con turbios propósitos), en los que sus estrategias funcionaron.  Sobre todo aquel precepto que decía que si una mentira se repite suficientemente acaba por convertirse en verdad.

  Y como aportación cultural e histórica, aquí algunos de sus famosos once principios de la propaganda nazi creada por el mismo Goebbels que, a la fecha, algunos gobiernos populistas  (y conste que no estoy diciendo que éste, necesariamente)  aplican algunos de ellos, vea por qué:

1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo (por aquello de que los judíos eran la causa de todos los problemas de la Alemania nazi).

  3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto.

9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Si le interesan conocer los once principios completos, solo tiene que buscarlos en Google.

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AF






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