Un barco sin rumbo
Continúa la incertidumbre, inquietud y justificada molestia de los mexicanos en general debido a que en el ámbito sanitario, económico, de seguridad y en el panorama social nomás no se respira una atmósfera de tranquilidad, sino más bien todo lo contrario. Como estar a bordo de un barco en una tempestad y lo peor….sin rumbo.
Por la parte del tema sanitario, las críticas al gobierno federal por su mal manejo, van creciendo en la misma proporción que el número de contagios y decesos (este fin de semana se sobrepasaron los 216,500 positivos y 26,500 muertes). Por supuesto que cuando llegó el 25 de junio y no concluyó el embate de esta pandemia en México como lo había pronosticado el ya muy famoso López-Gatell, de inmediato sus defensores enfatizaron que siempre había dicho que esta pandemia sería larga. El caso es que han surgido expertos epidemiólogos nacionales y extranjeros que aseguran que el gobierno federal, desde el inicio, minimizó los efectos que este virus tendría en México, incluso a través del propio jefe de Estado, López Obrador, que a pesar de conocer lo que pasaba en muchos otros países del mundo en marzo, aseguraba que México saldría adelante pues no era peor que el virus de la influenza AH1N1, inclusive llegó a decir que con estampitas religiosas detendría esta enfermedad (de vergüenza ajena).
La realidad es que, por más que siga diciendo el “brillante” vocero de la salud que ya se desaceleró el número de contagios y muertes así como que todo estaría peor sino es porque hicieron que los hospitales no se colapsaran, no se ve para cuándo pararán los contagios ni las muertes ya que, al mismo tiempo, en diferentes zonas del país, se reabren las actividades económicas lo que, lamentablemente y sin lugar a dudas, incrementarán los contagios y, por ende, las muertes.
De la economía ni que decir, la debacle en la
que ya el país está sumido es real y difícilmente habrán argumentos que
tranquilicen a la sociedad.
El Banco Mundial ya anunció una caída de
hasta
-10.5 % en el PIB lo que irremediablemente repercutirá en la falta de empleos (ya van más de 12 millones de mexicanos que lo perdieron, más lo que se acumulen los próximos meses) lo mismo en el cierre de empresas, la baja en el consumo, etcétera, etcétera. Pero eso sí, el proyecto del Tren Maya que destruirá tesoros naturales e históricos, al igual que esa absurda fábrica de contaminantes que será la dizque esencial y costosa refinería de Dos Bocas en Tabasco, ¡pues esos…van! Y que ni se atrevan a tocar sus programas sociales clientelares mientras se siguen recortando fideicomisos en aras de la dichosa austeridad que nos sigue hundiendo y hundiendo.
A la par, la violencia continúa a todo lo que da: el cobarde asesinato contra el juez federal Villegas Ortíz y su esposa, en Colima; el terrible atentado al Jefe de la Seguridad de la CDMX, García Harfush con tres muertes de saldo y lo aparatoso de la forma en que cerca de 30 sicarios cómo y dónde lo hicieron, más las matanzas en entidades como Guanajuato, Oaxaca y otros estados.
Para muchos son declaratoria de guerra y mensajes directos a AMLO con sello de burla a sus frases de “Abrazos y no balazos” y de que “sus mamás y abuelas los van a regañar y así se van a comportar mejor”. La verdad es que aquí y en China, esa estrategia, si a eso se le puede llamar así, es una soberana mofa a los ciudadanos y resulta de pena ajena a nivel internacional. Y, por cierto, a más de 8 meses del vergonzoso incidente del Culiacanazo, Ovidio Guzmán, sí, el hijo del Chapo y nieto de la señora a quien el Presidente fue a saludar a su coche de mano con la deferencia que no ha tenido para las madres que han perdido a un hijo y que han intentado acercarse para pedirle ayuda y que ni el cristal les abre, pues fíjese que aún no aparece (¿lo estarán buscando?).
Lo peor de todo es que este domingo el Presidente volvió a la necedad de no querer cambiar de estrategias de seguridad, cuando es evidente que nomás no están funcionando.
Yo creo que, como el que esto escribe, muchos nos preguntamos ¿qué pasa por la mente del Presidente? Parece que en vez de responder con planes más serios y viables para enfrentar las sendas crisis, busca como justificar lo hecho y seguir culpando a sus famosos adversarios que cada vez son más y que merecen los calificativos de neoliberales, conservadores, fifís y malos mexicanos de ultra derecha que buscan hacerlo quedar mal. Por eso, para él lo importante es festejar el segundo aniversario del triunfo de la 4T.
¿De verdad sigue creyendo que vamos requetebién?
Finalmente la pregunta sigue sobre las olas: ¿Hasta cuando seguiremos navegando sin rumbo?
Siga
cuidándose.
AF