La gente no entiende y la autoridad debe actuar
Cumplido el plazo tentativo del 25 de junio, dado por las autoridades sanitarias federales en nuestro país para haber superado la pandemia, el futuro de esta luce incierto. Hasta hoy, nadie sabe bien a bien en qué momento habrá de tocar fondo esta pesadilla.
Los mensajes oficiales sobre la contención de los contagios y la disminución de la dispersión del coronavirus para justificar la reanudación de las actividades económicas y productivas han resultado contraproducentes al dispararse todos los indicadores de casos de infectados, asintomáticos o no y muertes en el país en general y nuestro estado en particular.
Tratándose de un pueblo como el nuestro, que no siempre se caracteriza por su disciplina y prudencia, las autoridades sanitarias deben ser muy puntuales y estrictas en sus ordenamientos.
Dejar a la buena voluntad de los ciudadanos el acatar las disposiciones sanitarias además de ser una medida ingenua es insuficiente.
Se ha argumentado que en México no habremos de apelar al autoritarismo para hacer que la población cumpla con las medidas de aislamiento y cuidado personal, sino que la conciencia y la buena voluntad podrán ser más efectivas que las sanciones. Las consecuencias de este error las estamos pagando ya. Y con vidas humanas.
Está llegando el momento de avanzar en dos sentidos en forma simultánea. Reactivar la economía y endurecer las medidas de protección sanitarias.
Es inevitable que tengamos que regresar al
trabajo, el estudio y el sano esparcimiento, el problema es cómo debe ser esto.
Dentro de los protocolos que se han venido estableciendo para la contención del contagio en los centros laborales, se debe insistir en que quienes sean individuos de alto riesgo -personas mayores, hipertensos, diabéticos, obesos, mujeres embarazadas, etc.- de ser posible continúen con el trabajo desde casa. En el supuesto de que esto no sea así y tengan que convivir en el mismo espacio con otros empleados, buscar la forma de mantenerles separados reduciendo a su mínima expresión el contacto con sus compañeros.
Mucho se ha hablado sobre el uso del cubrebocas en espacios cerrados y en presencia de otras personas, transporte público, bancos, supermercados, así como en áreas de alta circulación peatonal y este debe ser obligatorio para evitar contagiar a otros y contagiarse y la autoridad tiene que estar presente para vigilar que se implementen estas medidas.
Es necesario implementar un reglamento de emergencia para sancionar a quienes incurran en la violación de estos procedimientos, trátese de empresas públicas o privadas, individuos o asociaciones.
Estas medidas no pueden ser como los llamados a misa. Hay que observar su estricto cumplimiento y quienes no lo acaten, hacerse acreedores a sanciones.
El turismo no va a regresar si nos convertimos en un foco de infección, y aunque nuestros negocios estén abiertos estarán vacíos de clientes.
Es
hora de poner orden.
armandosanchezsalcido@gmail.com