¿Adiós al turismo masivo?


 

Va para largo que le veamos el final a esta historia del COVID-19, cuando menos no hasta que se encuentre una vacuna efectiva. Cosa que según la mayoría de los especialistas de la salud no ocurrirá en menos de un año.

  Esto está cambiando todos los paradigmas de la vida moderna y el turismo será tal vez el más impactado por estos cambios.

  Para empezar, se está hablando de implementar una serie de medidas para evitar que en el proceso de la espera y el abordaje en los aeropuertos se provoque un mayor contagio de los pasajeros, esto tendrá invariablemente un mayor costo operativo para las aerolíneas, que verán mermadas sus utilidades por las demoras, ineficacia y lentitud que seguramente acarreara este cambio de procedimientos. El cupo de los aviones tendrá que ser reducido para evitar el contacto cercano entre un pasajero y otro, lo que inevitablemente se traducirá en un aumento del costo de los pasajes, así como la implementación de medidas de sanitización al interior del avión y otras más de higiene que impactaran los precios.

  Todo indica que la época de los vuelos baratos ha llegado a su fin, cuando menos durante un buen tiempo. Volar ahora será mucho más caro.

  Los hoteles todo incluido ya han comenzado a modificar sus restaurantes y los bufés estarán en desuso mientras no se erradique la presencia del coronavirus.

  Lo mismo habrá de ocurrir con bares y restaurantes, donde se pretende reducir drásticamente el aforo de clientes, esto conllevará a que todos los costos operativos de estos establecimientos se disparen y con ellos los precios al consumidor.

  Por todos estos motivos es de esperarse que el turismo sufra una fuerte contracción y tienda inevitablemente ser más selectivo, caro, y reducido.

  Algo tan sencillo como ingresar a un elevador será totalmente diferente.

  El turismo de multitudes tendrá que esperar a que la humanidad aprenda a sobrevivir con esta peste. Y eso será un fenómeno mundial.

  Esto es una gran inconveniencia para todos aquellos que viven de esta industria, pero por otro lado nos dará la oportunidad de replantearnos la forma en que hasta hoy hemos manejado el negocio.

  Y eso encierra una gran oportunidad. Para empezar, al cuestionar las viejas formas de operar la industria del esparcimiento, nos permitirá ver con ojo crítico, donde estábamos fallando en materia de planificación, uso racional de los recursos, respeto al medio ambiente, eficiencia y sobre todo sustentabilidad.

  Los nuevos tiempos encierran desafíos nunca enfrentados por los humanos de este siglo y el pasado. Estamos aprendiendo a lidiar no solo con la pandemia sino con nosotros mismos.

  Seremos sometidos a grandes pruebas para demostrar que podemos seguir avanzando como especie, abandonando el camino de la sobre explotación de los recursos naturales y la destrucción de nuestro planeta.

  Para poder competir en un mundo cambiante debemos superar nuestra propia capacidad de adaptación y sobrevivencia, haciendo más con menos.


armandosanchezsalcido@gmail.com






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