Salud, dinero y ocio
Si hay tres temas
que todos tenemos en la cabeza en estos tiempos raros e inéditos son, sin la
menor duda, la salud física y mental;
la economía que parece que se
escurre entre los dedos cada día que pasa, y; el ocio forzoso, que
desde que amanece hasta la hora de la
posición horizontal nos acecha.
Si bien para muchos el ocioso forzoso, es una
forma de tener una sensación de angustia y ansiedad mezclada. Y es que al
combinar la inmovilidad con la necesidad de generar recursos para mantenerse en
los mínimos de la sobrevivencia digna (comida, cubrir gastos fijos, etc) y la
incertidumbre de lo que vendrá, pues da por resultado un estado de ánimo muy
frágil y vulnerable que va in crescendo.
Y es por eso que los expertos en psicología y
sociología recomiendan tratar de ser reflexivos ante ante esta situación que ni
por asomo pensábamos nos íbamos a tocar.
¿Qué
sugieren? En primer lugar, tomarse en serio todas las indicaciones para
evitar ser infectado. Mantener las medidas de seguridad higiénica, impecables y
hasta exageradas, dentro de nuestras posibilidades. Tener una mente equilibrada
para conocer y reconocer el entorno que nos rodea y muy en especial cuando hay
familia de por medio. Obvio decir que cuando hay niños y/o adultos mayores,
pues la estrategia a seguir se complica. No obstante el balance entre la
prudencia, la serenidad y el caos de lo incierto, debe prevalecer bajo control.
La clave es combinar la salud física con la mental que es la fórmula para no
caer en la desesperación o el pánico que siempre acechan.
Lo anterior suena fácil, pero no lo es pues
las circunstancias de cada quien son las que ponen las reglas.
El tema económico pues es lo mismo y quizá
hasta determinante para poder ejecutar lo anterior y viceversa. No es fácil
mantener la esperanza de que se saldrá adelante si no hay confianza en que las
soluciones llegarán. Ya sea de los empresarios, de las autoridades o de las
organizaciones civiles o de todos ellos a la vez, pero llegarán.
A lo anterior, que no es suficiente, habrá
que encauzar el buen ocio. Hacer uso de
él y no que él haga uso de nosotros para dejarnos en la nada, en la inopia. Sin
herramientas, sin imaginación, sin esperanza, que es lo peor.
Los expertos aseguran que el ocio debe ser
conducido con sabiduría, con inteligencia, ya que puede ser la clave para
renacer con mayores bríos y entusiasmo y más cuando lo que viene está cargado
con la niebla más espesa que la que tendría Londres en sus peores días.
El manejo del ocio requiere de gran entereza,
de mucha disciplina y también de una buena dosis de entendimiento para
reconocer que tenemos un alma, un espíritu que es lo que distingue a los
mejores seres humanos de los demás.
Por eso para alimentar esa alma y ese
espíritu, se requiere de un buen estado de salud física y una autoestima
recargada con esteroides. La meditación, el descanso son tan importantes como
la movilidad física en eso de estimular la imaginación.
De ahí en adelante depende de cada quien. Si
leer, si escribir, si limpiar o reordenar el pasado pensando en el presente y
futuro, de si salir a caminar, de si ver alguna película o serie. De si hablar
con los más queridos ya sea familia o amigos.
El caso es que también cabe el hecho de
pensar que podríamos estar peor.
En el reciente programa de radio, mi amigo y
compañero Tín de la Barra compartió este pasaje que viene al caso:
Imagine que nació en 1900. Muchos pensarían
que ese era un momento de la vida bastante simple. Luego, en tu cumpleaños
número 14, comienza la Primera Guerra Mundial y termina en tu
cumpleaños18. 22 millones de personas
perecen en esa guerra, incluidos muchos de tus amigos que se ofrecieron como
voluntarios para defender la libertad en Europa.
Más tarde en el año, una epidemia de gripe
española golpea el planeta y se extiende hasta su 20 cumpleaños. 50 millones de
personas mueren por ello en esos dos años. Sí, ¡50 millones!
En su 29 cumpleaños, comienza la Gran Depresión.
El desempleo alcanza el 25%, el PIB mundial cae un 27%. Eso se extiende hasta
los 33. El país casi se derrumba junto con la economía mundial. Si
tenías suerte, tenías un trabajo que pagaba $300 dólares al año, un dólar al
día.
Cuando llegas a los 39 años, comienza la Segunda
Guerra Mundial. Aún no subes la colina y ya pierdes el aliento otra vez.
Si vivías en Londres, Inglaterra o la mayor parte de Europa continental,
bombardean tu barrio o la invasión de tu país por soldados extranjeros junto
con tanque y artillería era un evento diario. Miles de jóvenes
canadienses se unieron al ejército para defender la libertad con sus vidas.
Entre tu 39 y 45 cumpleaños, 75 millones de personas perecen en la
guerra.
En su cumpleaños 62 ocurre la Crisis de los Misiles
Cubanos, un punto de inflexión en la Guerra Fría. La vida en nuestro planeta,
tal como la conocemos, podría haber terminado. Líderes sensibles
impidieron que eso sucediera.
Ahora, en 2020, tenemos la pandemia COVID-19.
Miles han muerto; se siente bastante peligroso; y lo es!
Ahora piensa en todos en el planeta nacidos en
1900. ¿Cómo sobrevives a todo eso?
La perspectiva es un arte increíble. Refinado a
medida que pasa el tiempo, y muy esclarecedor.
Así que vamos a tratar de mantener las cosas en
perspectiva. Seamos inteligentes, estamos todos juntos en esto.
Vamos a ayudarnos unos a otros, y ¡vamos a
conseguirlo!
Siga cuidándose porque así nos cuida a los
demás y en especial a los suyos.
AF