La 4T vs las Organizaciones de la Sociedad Civil
En esta ocasión retomaré el tema que mencioné de manera superficial en mi artículo anterior, es decir, la importancia que tiene contar con la presencia de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en el ámbito público de nuestro país.
Considero importante profundizar en este tema, ya que la sociedad organizada puede involucrarse para solucionar una problemática social de manera conjunta con el gobierno. Actualmente, las organizaciones de la sociedad se están viendo perjudicadas por la nula participación que tienen en los espacios públicos y en problemáticas sociales, inevitable mencionar el caso del documento emitido por el Instituto Nacional de Migración que prohíbe el ingreso de estas organizaciones que trabajan por el respeto a los derechos humanos de los migrantes, a las estaciones migratorias, siendo una acción lamentable y antidemocrática y que posteriormente se revertió.
Las OSC, en general, son entendidas como organizaciones que trabajan para fines públicos, autónomas y actúan sin fines de lucro, ya que son ciudadanos o movimientos sociales que se organizan en torno a determinados objetivos, grupos de personas, o temas de interés. Por ende, la sociedad civil puede entenderse como un espacio de organización ciudadana, representando un factor de decisión e influencia en las decisiones públicas, evitando una concentración del poder y sus acciones suelen tener carácter benéfico.
La necesidad de su existencia, puede verse en diferentes períodos, por ejemplo, de 1956 a 1968 en el escenario de la Sociedad Civil luchando desde sectores como sindicatos o movimientos sociales para la apertura de espacios políticos; en el segundo período de 1969 a 1981 se expresa a la sociedad civil con presencia en todo el espacio público y ya no en sectores; el tercer período de 1982 a 1988 puedo exponer a la sociedad civil en el escenario de la crítica y búsqueda de alternativas democráticas, siendo la sociedad civil uno de los actores más relevantes; en el cuarto período de 1989 a 1999 la sociedad civil se consolidó en el escenario para dar paso a la transición y a las alternativas políticas.
Derivado del posicionamiento histórico que obtuvieron las OSC en nuestro país como lo expuse anteriormente, en 2004 se publica la Ley Federal de Fomento a las Actividades Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil y en 2005 la publicación del Reglamento de la misma ley, las cuales otorgarían todas las facultades necesarias para el reconocimiento y el actuar de las OSC, incluyendo las normas que regirían su accionar en su relación con el gobierno.
Sin duda, el accionar de estos actores en la sociedad es fundamental para la democracia en nuestro país. Los ciudadanos deben participar en la esfera pública sin tener que pertenecer al gobierno o a un partido político, por lo cual la decisión del presidente López Obrador de disminuir las facultades hasta el punto de prácticamente dejar inoperantes a las asociaciones civiles que conforman la mayoría de las OSC resulta cuestionable.
Los programas sociales que cuentan con presupuesto en la actual administración no permiten la participación de las OSC para su implementación, acabando con el concepto de acción colectiva, además de debilitar a la sociedad civil como un contrapeso del Estado, los programas que en sus reglas de operación permitían la participación de estos actores han sido “congelados” repercutiendo directamente en la entrega de los apoyos a los beneficiarios y con esto, reducir su calidad de vida bajo el argumento de corrupción ligado a las OSC.
Resulta preocupante este pensamiento, ya que, si existe evidencia de que efectivamente se han realizado prácticas corruptas por parte de las OSC en algún programa, ¿no sería mejor castigar e inhabilitar a los actores que lo hayan realizado basado en pruebas y no perjudicar a los beneficiarios de los programas?
La historia nos ha expuesto que no es buena la concentración de todo el poder en el Estado, tiende a ser perjudicial para los ciudadanos y nociva para la democracia, lamentablemente, al parecer nos estamos encaminando una vez más a ese destino.
Como lo mencioné en mi artículo anterior, mi convicción es que el Estado debe funcionar como un trípode basado en un Gobierno estable, un Mercado estable y una Sociedad Civil siendo partícipe de las decisiones de manera activa, en este momento estamos siendo testigos del debilitamiento en este actor y un sometimiento al Mercado que puede resultar catastrófico para nuestros ciudadanos, es de humanos reconocer cuando nos equivocamos y recapacitar nuestras decisiones, la participación de las OSC en el ámbito público es una necesidad, la historia nos lo ha expuesto, debemos de garantizar que todos serán escuchados y atendidos, más aún, en los lugares donde el Gobierno no llega y las OSC sí.
Creo firmemente
en que quitar de la esfera pública a las OSC y disfrazarlo con sociedades
cooperativas, como pretende el presidente, es realmente una gran equivocación,
ya que, con el transcurso de los años se habían alcanzado grandes logros por
parte de estos actores sociales, sin embargo, como todo lo derivado del
gobierno, es algo perfectible, está en nosotros realizar las modificaciones
necesarias para acercarlo a la perfección y actualmente, con estos cambios, nos
encontramos más lejos de lo que estábamos.