Los retos sociales de BCS en 2020
Primero que nada, les comparto con enorme gusto, que fui designada como Subsecretaria de Desarrollo Social y Humano en nuestro estado de Baja California Sur, que además de ser un honor formar parte de esta importante Secretaría, representa un gran reto y responsabilidad para coordinar y seguir implementando los programas destinados a reducir la pobreza y marginación.
Estamos a pocos días de que finalice el primer mes del año, el panorama social en México resulta complejo, no existe un rumbo definido para poder hacer frente a los grandes problemas sociales que estamos enfrentando.El primer reto es la pobreza y desigualdad que históricamente ha caracterizado a nuestro país. Lamentablemente las decisiones y acciones que regularmente abordan este problema han sido permeadas por tintes electorales y políticos resultando únicamente en imposibilitar que las población pueda mejorar su calidad de vida. Sin embargo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), Baja California Sur ocupa el segundo lugar nacional con el menor índice de pobreza mediante acciones que benefician a los sudcalifornianos. Muestra de esto, es que, 23 mil 900 sudcalifornianos abandonaron su condición de pobreza.
Respecto al reto social que el Gobierno Federal ha establecido como el prioritario, -hablo de la corrupción-, a pesar de su discurso y posicionamientos con la diferencia de su administración, México ha sido reconocido como el segundo país mas corrupto del mundo, de acuerdo con la lista de los Mejores Países 2020 del portal US News, que se encarga de encuestar a ciudadanos de diferentes países. Cabe resaltar, afortunadamente, que nuestro Estado tiene un bajo porcentaje de la población que ha sido víctima de corrupción de acuerdo con el INEGI, únicamente el 6.7%, y esto ha sido posible, más que nada, por diversos programas ciudadanos que han ofrecido asesorías para que los sudcalifornianos puedan identificar estos casos y denunciarlos para lograr un combate efectivo a la corrupción.
El siguiente problema social pero no menos importante, es la situación de emergencia sanitaria en México en los hábitos de alimentación. Los niveles de obesidad y sobrepeso han aumentado de forma exponencial. De acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 75.2 % de la población padece alguna de estas dos enfermedades, significando el costo del 5.3% del PIB en México en combatirlas.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitivad (IMCO), Baja California Sur se posicionó como el segundo lugar a nivel nacional en obesidad, tras este anuncio, se realizaron diversas acciones como el programa “Dando pasitos por la salud” logrando que 86% de los estudiantes de educación básica alcanzará su peso idóneo, este resultado se encuentra basado en asesorías y talleres de nutrición que enseñan un modelo de buena alimentación y ejercicio.
Lo cierto es que si queremos resolver o disminuir los problemas y retos sociales del país, se requiere de una mayor participación ciudadana en la solución para llegar al objetivo de ir reduciendo, de forma consistente, la obesidad y el sobrepeso general pero, muy en especial, en la población infantil.
Por supuesto que es una misión muy compleja lo cual significa un cambio notable en la estructuración del Estado.
La importancia radica en que los ciudadanos deben ser el contrapeso del Estado y del Mercado, fungiendo como actores sociales integrándose para mejorar las rutas y métodos para llegar a
soluciones concretas y medibles.
Resulta interesante esta idea, ya que, se establece a la sociedad como un actor con el mismo valor que el Estado y el Mercado, algo así como un “trípode” donde los 3 actores son la base de nuestro país.
Lamentablemente nos encontramos con un trípode imperfecto, ya que, a pesar de contar con un fuerte actor de mercado y un actor estable de Gobierno, el tercer actor llamado sociedad civil no cuenta con una estructuración fuerte ni estable en la esfera pública, repercutiendo en una menor relevancia de la que debería tener.
Soy creyente de que lo aquí planteado es un escenario posible, este despertar social que permitiría pensar que el tercer actor del trípode al fin alcance su relevancia y se pueda exponer como un poder en el ámbito público. Un ejemplo claro fue reacción inmediata y efectiva de la sociedad después de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017.
La integración de todas las partes es de vital importancia pero, sin comunicación, sin diálogo y sin determinación, veo difícil que se puedan alcanzar las metas planeadas. La verdad, depende de todos, sin escatimar la libre expresión. Con críticas, sí, pero con propuestas también.
Les deseo una extraordinaria semana.
SZ.