Regresa la incertidumbre
Expresiones de Armando Figaredo
Después de la visita del Secretario de Gobernación Osorio Chong a Los Cabos hace casi dos meses (el pasado 18 de abril) junto con su equipo de Coordinación de Seguridad en los tres órdenes de gobierno, se pensó que, de alguna forma, la violencia comenzaría a descender. En esos días la intensidad de la violencia había llegado a tal grado que tan solo unos 4 días antes a la llegada del Secretario, el 14 de abril (Viernes santo) en un centro comercial de la ciudad de La Paz, había sido asesinado a quema ropa y frente a su esposa, el periodista Max Rodríguez.
Lo cierto es que poco duró la aparente calma después de la llegada de más refuerzos, ya que si bien hubo una disminución paulatina, los hechos violentos volvieron a brotar poco a poco. De pronto y cuando había una ligera sensación de que las balaceras y reportes de ejecuciones habían bajado, en las últimas tres semanas los reportes de baleados y ejecutados volvieron a ser el contenido de los boletines que diario emite la Procuraduría General de Justicia del Estado.
A principios de junio se reportó el homicidio del Subdirector del CERESO de Los Cabos, Carlos Paul Hernández, cuando llegaba a su casa después de un día de trabajo . Días después se da a conocer el hallazgo de una fosa con 14 cuerpos de desconocidos que, a la postre, fueron 18 cadáveres en varias fosas.
Luego, de nuevo el mismo ritmo de ejecutados: unos días uno, otros dos, y así diariamente y a la fecha. Asimismo en una zona desértica cerca del poblado de Santa Anita situado a unos kilómetros del Aeropuerto, otro hallazgo con restos humanos.
Ante esta oleada de reportes macabros la prensa nacional impresa y electrónica se ha dado vuelo con largos reportajes destacando con titulares como los publicados en El Universal “Los Cabos, se pierde el paraíso”, “Los Cabos, un paraíso violento”, la editorial “Bienvenido al infierno” y “Alerta, crimen en Los Cabos” del Reforma, no han hecho más que destacar la batalla de intereses por esta plaza turística donde, al parecer, se mueven cientos de miles de dólares diariamente por el tráfico de drogas que, principalmente -o al menos es lo que se deduce-, buscan algunos turistas gringos viciosos y adictos locales.
La movilización de las fuerzas armadas federales incluyendo elementos de la Marina y el Ejército así como las propias no han sido suficientes para reducir los estragos de esta guerra intestina de cárteles que, según nos dicen, ya están identificados.
Tampoco se han dado resultados concretos (o al menos no se han dado a conocer) a excepción de la detención de 4 sujetos relacionados con el homicidio del periodista Max Rodríguez. De ahí en fuera, las acciones de neutralizar puntos de venta de droga y atender las denuncias ciudadanas por lo mismo, se ve que no han tenido los resultados buscados.
Por si fuera poco y con esto de los cuerpos encontrados y ejecutados recientes, se sigue sin saber si existe o no una lista de denuncias por desaparecidos ni tampoco si estas listas se comparten con otros estados.
El caso es que todo lo anterior abona a un incremento de la incertidumbre en la sociedad y de posibles alertas que pudiese emitir el gobierno de Trump para advertir a los estadounidenses que existe riesgo al viajar a nuestro Estado lo que tendría un impacto muy negativo en la afluencia turística y por ende en nuestra economía, pero sobre todo en la imagen que hasta hace menos de dos años, Los Cabos tenía como un destino altamente seguro.
No cabe duda que el desafío para el gobierno estatal y por supuesto para el federal es cada vez más alto ante su impotencia de vencer la impunidad y la imparable violencia interna que muestra el poderío de los cárteles para seguir con la venta de drogas, pero sobre todo de seguir imponiendo su presencia, la que no sería posible sino contaran con infiltraciones que les permitieran poseer armas e información para imponer sus reglas bajo la sombra.
Las expectativas de resolver pronto el problema no son nada optimistas y más cuando en el resto del país siguen las crisis en lugares como Tamaulipas, Guerrero y toda la escandalosa situación en la zona de huachicoleros –por mencionar solo algunos- solo vienen a enturbiar aun más el ambiente político y social.
Pero como diría un buen amigo y conocedor de la conducta humana, ante las circunstancias adversas hay que sacar la casta y mostrar nuestra mejor actitud destacando todo lo positivo con lo que efectivamente cuentan Los Cabos que son su gente trabajadora y honesta (que la hay y mucha) así como sus extraordinarias bellezas naturales aunada a la gran infraestructura turística.
Cuídese
AF