¡ En esta esquina….!


ed figaredoInevitable comentar el primer round del debate del lunes por la noche entre la gélida robotina y experimentada Hillary Clinton y el energúmeno del copete dorado, el magnate Donald Trump.

Como primer comentario de hacer notar, es que nunca antes en la historia de Estados Unidos de había llevado acabo un debate entre una mujer y un hombre por la presidencia de Estados Unidos.

Pero tampoco se había dado un debate con tanta expectativa por las personalidades de cada candidato. Por un lado Hillary, senadora, ex primera dama, ex jefa de Estado y con una amplia experiencia en los oficios de la política y, por el otro, el de un excéntrico millonario, osado y arrogante que representa al americano feo y harto de lo establecido pero que quiere recuperar la grandeza y poder de Estados Unidos para recobrar su lugar como policía del mundo imponiendo el respeto y temor gracias a su poder económico y militar.  Faltaba más.

Sin duda, y hay que decirlo, también, Hillary es una típica representante del llamado establishment del que una buena parte de los habitantes jóvenes y adultos de Estados Unidos, está ya harta de la corrupción cobijada por el poder de su clase política. De esa conducta soberbia y arrogante que se deja ver no solo en los pasillos del Capitolio y alrededores de ese Washington D.C. retratado tan fielmente en la serie The house of cards , sino también de su poderío e infuencia global que de alguna forma se ha debilitado.

Ese establishment que no solo abarca a demócratas sino también a republicanos que en complicidad con los grandes capitales e intereses, mueven a las élites del poder político para alcanzar y/o retener el poder económico.

Por su parte Trump representa a ese estadounidense enojado con la vieja guardia política, a tal grado que  se le perdona todas las barbaridades que dice; su misoginia, racismo, xenofobia y sobre todo, para nosotros los mexicanos, su abierta aversión hacia nuestro país porque, dice, junto con el resto de latinos y demás inmigrantes que viven en su país, siguen arrebatando el empleo a los estadounidenses, sobre todo a sus blancos.

Quizá no esté tan alejado de la verdad, sin embargo su extremismo asusta y más aun cuando el número de quienes se identifican con él ha crecido    indiscutiblemente.

Durante el debate Trump no pudo ocultar ese enojo con el que muchos de sus simpatizantes se identifican a pesar de sus errores políticos en insultar a mujeres, a discapacitados, a familiares de héroes que han luchado y sacrificado su vida por ese país del que quiere ser presidente; de su desenfado en contestarle a Hillary de sus seis declaraciones de quiebra para evitar pagarle a sus empleados afirmando que seguramente había sido así porque no habían trabajado satisfactoriamente; o su cinismo en confesar de que no pagaba impuestos porque era muy hábil. Y así me podría seguir con sus  muchos y variados desplantes y expresiones que al parecer, lejos de afectarle, le han sumado más seguidores.

De los dos no se hace uno. Hillary representa la menos peor con todo y su carácter frío e indiferente que no logra conectar con las masas y con las nuevas generaciones. Su imagen no llega a inspirar, ni lograr, la confianza suficiente para que se diera ya una arrolladora ventaja sobre Trump.

No obstante lo anterior, este primer round es para la esquina de Hillary que logró hacer caer a Trump en ingenuas trampas para sacarlo de balance lo que le dio un triunfo que no es definitivo pero muy útil en momentos en los que tanto necesitaba recuperar lo perdido desde su enfermedad combinada con la faramalla espectacular que a pesar de los pronósticos, sigue peligrosamente cautivando a más votantes y algunos indecisos.

Habrá que seguir de cerca las reacciones en las encuestas que a partir de este miércoles comenzarán a publicarse con más detalles no solo en la prensa y en la opinión de analistas y público en general de Estados Unidos sino en el resto del mundo que seguimos pendientes de lo que ocurrirá el próximo 8 de noviembre.

Los próximos debates del 9 y 19 de octubre serán, creo yo, determinantes para saber si la aparente sensatez y experiencia política de Hillary se impondrán sobre la testarudez, ignorancia  y arrogancia de Trump del que Dios nos guarde la hora.

Cuídese

AF 






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