No entenderrrr

Ahora sí que de plano, no entiendo nada, o como diría cualquier gringo que medio champurrea el español: no entenderrr ni madres y sí, al menos  creo que en esta reflexión no me siento tan solo después de leer tan solo una que otra de las decenas, qué decenas….cientos, qué cientos…. miles de reflexiones similares que hoy vomitaron las redes a borbotones. 

Al igual que miles, qué miles…millones de mexicanos, tanto los que viven en México como los que están fuera, aún no salgo de mi azoro. Yo creo que no existen precedentes de una situación tan de pena ajena, qué pena ajena…más bien de vergüenza propia y ajena, el hecho de que alguien que ni siquiera tiene la investidura de Jefe de Estado, más bien la de un candidato a la presidencia de Estados Unidos venido a menos y que nos ha insultado, agredido, agraviado hasta el cansancio desde el primer día que se supo precandidato, sea invitado a la casa del propio ofendido, o sea, de nosotros.

Es más, cualquier cosa que pueda expresar en este espacio, es nada a lo que ya se ha dicho y externado públicamente en los diversos y múltiples medios de comunicación locales, regionales, nacionales e internacionales.

Es tal la avalancha, qué avalancha…la ola, qué ola….el maremoto de comentarios de repudio que jamás, más bien que nunca jamás, se habían generado de forma tan contundente y consensuada por tantos y tantos mexicanos, políticos, profesionistas, estudiantes, amas de casa, etcétera, etcétera, sobre algo en particular (ya ni la selección que es mucho decir). Lamentablemente en este caso fueron provocados por una iniciativa de nuestro propio gobierno al invitar al enemigo a nuestra casa.

Cuántos nos preguntamos y nos seguimos preguntando ¿qué beneficio se podía haber obtenido invitando a un sujeto que, independientemente que pueda o no ser presidente del país más poderoso del planeta, nos ha calificado como criminales, violadores, drogadictos y vaya usted a saber qué tanto más, y sobre todo en el  momento que suceden varias cosas nada favorables.

Ahí le van:  

1. Invitarlo en el momento en el que se encontraba en una posición de desventaja ante su oponente Hilary Clinton, sobre todo con un electorado latino y muy en particular el mexicano que está a favor de ella y más cuando Hilary ha mostrado de forma clara que tiene alianza con México.  Evidentemente que la aceptación de Trump fue inmediata por los dividendos que le podía dar.  Por el contrario, el cubetazo de agua fría fue para Hilary que seguramente habrá pensado: “ no me ayudes compadre”
2. Este jueves 1 de septiembre, EPN rinde su IV Informe. Aquí viene de nuevo la pregunta y como diría el recién fallecido de Juanga “¿Pero qué necesidad…? Ya que si no iba a confrontarlo diciéndole al copetudo (como lo decía Salinas) “No te hagas bolas mi querido y engreído güerito:

No vamos a pagar ni a pegar ni un solo block de tu maldito murito ése que tanto andas pregonando”  (claro que en forma diplomática, pero contundente con alta dosis del producto de gallina) y así reveindicarse en casa, ante su gente, para demostrar que nos está defendiendo, lo que le hubiera cosechado reconocimiento (que tanto lo necesita) y recobrar un poco de su baja popularidad que anda abajo del 30% y que ahora, con ésto, podría llegar a un solo dígito.

1. Tampoco pudo aprovechar este encuentro para, en privado y/o en público, decirle que ésta era su oportunidad de disculparse ante el pueblo de México por tantas ofensas pronunciadas en nuestra contra. Pero no, no lo hizo y mucho menos salió del mismo Trump (había apuestas de 100 a 1 que no lo iba a hacer)

Que pasó en cambio:

1. Pues corrió sangre, qué sangre…hemorragias de reacciones de  insultos, indignación,  enojo, ira, impotencia y sobre todo de vergüenza que deja muy mal parado a EPN no solo para su Informe sino en sus niveles de popularidad y prestigio internacional por verse casi humillado por este arrogante engendro.
2. Deja a una Hilary Clinton desconcertada y seguramente molesta por esta decisión en la que, como muchos, no le veía sentido y efectivamente no se lo vio después de que sucedió este desatino que a quién sabe quién se le ocurrió o secundó.
3. Para muchos intelectuales y comentaristas de peso, esta invitación, puede pasar a la historia como el mayor error (para muchos la mayor estupidez) que jamás haya hecho un jefe de estado de la civilización occidental (así de ese tamaño)
4. Trump no solo no se disculpó, ni tampoco se desistió en edificar el muro, sino que, algo que parece de burla, en su discurso en Phoenix momentos después, se jactó diciendo “¿Están listos?, bien pues, ¡sí se va a construir el muro y México lo va a pagar aunque no lo sepan!” 
5. Ni que decir de la prensa nacional que fueron relegados a las sillas de atrás para conceder la primera fila a los periodistas y reporteros que venían con Trump o que representaban a la prensa estadounidense o extranjera. ¿Qué pasó con los organizadores?, ¿Por qué lo permitieron? Además, sólo a ellos se les permitió preguntar. ¡Qué humillación!  

Lo anterior son tan solo algunas de las reflexiones que, créame amable lector, duele plasmarlas aquí porque realmente son tan sentidas como las de tantos otros que al igual que su servidor se  preguntan ¿Qué le pasó a EPN?, ¿Qué le pasó a sus más allegados asesores? ¿A su Canciller, Claudia Ruiz Massieu? que ante las preguntas de Adela de anoche, se le veía sin plena convicción tratando de defender lo indefendible.

No sé por qué me acordé del Chapulín Clorado que decía “Y ahora, quién podrá defenderme?”

De verdad que, qué pena y lo peor es que no veo cómo se pueda resarcir tan lamentable error que afecta no solo a nuestro gobierno, sino a todos los mexicanos, a toda una nación.   No entenderrr…   

¡Cuídese!

AFC