¿Por qué perdemos 7-0?

Sin duda la frustración, la indignación, la ira y el coraje invadió el humor de millones de aficionados mexicanos que nos sentimos no solo humillados sino avergonzados por el papel de nuestra selección que fue arrollada por un adversario coordinado, muy superior y que verdaderamente conformaban un equipo articulado que nos tomó la medida desde que inició el partido.

Naturalmente me refiero a la noche triste del pasado sábado negro del 18 de junio cuando la selección chilena pasó sobre los mexicanos con un escandaloso 7 a 0 en la Copa América Centenario que a la postre fue conquistada muy merecidamente por los mismos chilenos después de vencer en penalties a los “cruzazulinos” argentinos (por aquello de que ya llevan varias finales que se quedan en la línea como los cementeros mexicanos).

Fue en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California donde México sufrió la peor goleada de su historia en juegos oficiales. Un trago amargo difícil de digerir y que ya, desde ahora, representa una herida que quedará como una cicatriz imborrable en la historia del futbol mexicano y más cuando había cierto aire de confianza de que llegaríamos a la final.  Hubo hasta quien dijo que la Copa había sido armada para que México fuera el campeón ¡hágame usted el chin…favor!

Pero la pregunta más profunda es: ¿por qué perdemos 7-0? Y es por eso que me permití elucubrar un racimo de algunas de las probables razones (o frustraciones). Vea usted:

“Perdemos así porque en México empezamos las cosas y no las terminamos”;    “perdemos así porque pecamos en confiarnos más de la cuenta y nos relajamos con tantita seguridad que tengamos, lo que nos vuelve endebles y altamente vulnerables”; “perdemos con ese marcador porque desde chicos no nos enseñaron a ser disciplinados ni a ser constantes”; “porque nos enfocamos más en el desmadre, en la chorcha, en el a’i se va, en el ahorita lo hago, en el no es pa´tanto, que en nuestro mediano y lejano futuro, y es por eso que todas esas frases nos quedan a la medida por no tomarnos las cosas en serio, ni darles la debida importancia como tampoco a nuestros estudios, ni a nuestro trabajo, ni a nuestra preparación y menos a nuestros compromisos.

Este partido, lamentablemente, reflejó o más bien, me recordó, mucho de nuestra realidad. 

Me hizo pensar que si tenemos gobiernos corruptos es porque nosotros mismos  hemos dejado que nos gobiernen funcionarios ineptos, improvisados y buenos pa´la robadera.

Y no es falta de talento lo que tenemos en México, sino es falta de educación y formación que son las que realmente forjan al buen deportista, profesionista, empleado, funcionario, al buen ciudadano ¡vamos!, que es lo que hace a un país fuerte y respetable.  Y así, aunque perdiéramos un simple partido, al menos no lo perderíamos tan escandalosamente como ese sábado negro, donde se nos vio despistados y con falta de actitud.  Un equipo (¿equipo?) apanicado, descontrolado, sin saber cómo reaccionar ante la adversidad y sorprendido por una situación a la que no estaban preparados.

En pocas palabras, perdemos así y perderemos así si no empezamos a reconocer todas estos defectos que definitivamente pueden ser vencidos.  Solo hace falta más carácter, disciplina, preparación y, sobre todo hue… para salir de esta realidad. 

Ver como la CNTE y el crimen acaban con Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y Tamaulipas sin que ningún buen “entrenador” o “técnico” los controle, es como terminar cada día como si nos hubieran goleado igual que a la selección pero no sola una, sino una y otra y otra vez.

¿Hasta cuando?

Cuídese

AF