¿De o contra el Estado?
Semana
movida, triste, decepcionante. Como si el fin de la primavera
representara un mal augurio. Muertes, mentiras, “confesiones” no pedidas,
berrinches. Ausencia de luz. Como dice el mantra de los Stark, en
“Canción de Hielo y Fuego”: Viene el invierno. (Winter is
coming)
Mi primer impulso era hablar, con motivo del
manejo de la pandemia, largo y tendido de los hermanitos López, AKA “Los Picudos”.
Nos han hablado de más picos de los que hay en Nepal. Pero hay que
entender su perspectiva. Primero seguro se quisieron referir al Annapurna
(pico menor), luego a Nanga Parnat (algo más picudo), luego
Manaslu, luego Dhaulagiri… y así. Nos dijeron, muchas veces, que ya
habíamos llegado al “pico”, pero no a cuál. Todos tenemos claro que falta
un rato para el Everest, pero ahí la llevamos. Nunca nos han mentido, diciéndonos
que ya llegamos al pico más “picudo”. Nosotros somos el problema.
No sabemos entenderlos.
Sin embargo, y a pesar de lo apetitoso del
tema, el homicidio en Colima de su Señoría, el Lic. Uriel Villegas Ortiz y de
su señora esposa, doña Verónica Barajas (Descansen en Paz +) merece ser
tratado.
El Dr. Arturo Fernando Zaldívar Lelo de
Larrea, Ministro Presidente de la Suprema Corte, calificó el acto como “crimen
de Estado”. Afirmó que, si no se aclara, implicara una “derrota” para el
Estado Mexicano. No soy Doctor en Derecho ni presido nada, pero, desde mi
humilde posición y percepción provinciana, me voy a permitir disentir del Dr.
Zaldívar.
No fue un crimen DE Estado. Fue un
crimen CONTRA el Estado. Estado que, sin duda alguna, ya está
DERROTADO. No hay que esperar a los resultados de este caso, para darnos
cuenta de ello. El encontrar a los culpables no podrá ser visto como una
victoria. No por las dos huérfanas que esta atrocidad dejó. No por
nadie. El no encontrarlos, que presiento será lo que ocurra, será una
mota más al leopardo.
El Estado republicano tiene tres poderes.
(Aún y cuando en la tetracuack, parecen ser solo dos. El más cercano
a mis afectos, porque es el que resuelve problemas, no los crea, es el
Judicial. Conforme a la Constitución, el Poder Judicial le puede plantar
la cara al tirano (Municipal, Estatal o Federal), y detener
atrocidades. No podemos perder de vista, en estos tiempos turbulentos,
donde el ejército ya tomó las calles, que el Poder Judicial, y no el comandante
“Godínez”, es quien procesa a los delincuentes que son aprehendidos. La
justicia y la seguridad de todos, al final del día, no se pueden ver servidas,
sin juzgadores que den la talla. Si no se protege a los juzgadores, la
consecuencia natural es que ni justicia ni la seguridad, se verán
servidas.
Se corre el riesgo de regresar al sistema
metalúrgico de procuración de justicia. Plan a) Plata. ¿Qué
no? No problema; plan b) Plomo, para ti, y para toda tu
familia. ¿Ton´s como le
hacemos, Licenciado…(Exclamó el Narco).?
Ningún juzgador debería enfrentar tal
disyuntiva. El sueldo debe ser digno, suficiente. Diría yo hasta
generoso, para sacar el tema de la “Plata” de la ecuación. Por otro lado,
desde la perspectiva del miedo al segundo metal, el Estado debe proteger a los
jueces. Sabemos que el Lic. Villegas renunció a la seguridad. Ahora
también sabemos que tener seguridad les costaba algo a los jueces, o provocaba
que fueran movidos, cuestión que no querían. Hay resistencia a otorgar
seguridad a los juzgadores. Eso es terrible.
La mezquindad, los austericidios, de este
gobierno llegaron hasta esos niveles. ¿Sería aceptable que el
Presidente renunciara a la seguridad? Por supuesto que no. De la
misma forma, me parece que se debe visitar el tema de aquellos jueces, que ven
temas penales, y su seguridad. No solo por ellos. Por
todos. Cada atentado contra un juzgador es un atentado contra la
nación. La principal razón de ser del Estado es monopolizar el uso de la
fuerza, para que nadie más lo haga. México ha fracasado en ello. Me
parece que México, el Estado mexicano, debe proporcionar seguridad al poder
judicial. Si o sí. Les guste o no les guste. Tema que merece
un amplio debate.
Así las cosas, con todos llenos de dolor e
indignación, nuestro supremo líder nos regaló una perla mañanera. Sin que
viniera al caso, ni mediara pregunta alguna, afirmó que fue el, Andrés Manuel
López Obrador, quien ordenó personalmente la liberación de Ovidio.
Ya ni siquiera es importante que esta declaración difiera a la versión que se
dio en octubre (un mota mas al leopardo), después del Culiacanazo y
otras tres más.
Lo triste es que se ve como un
desmarque. Casi como una proclama no pedida: Narcos de México,
Sabed: Yo sí cumplo (liberé a Ovidio), no como aquel Juez de Colima, que
le dio guerra al Menchito… No me maten, yo sí que me he portado
bien…
Y mientras el líder de la patria parecía
lustrar las botas de los grandes narcos del país, su gentil esposa, vía
Twitter, se encargó de desmadrar la unidad del gobierno dedicada a lidiar
contra la discriminación (CONAPRED), porque se invitó a un foro, que por cierto
nadie vería, un personaje, Chumel Torres, crítico de cualquier presidente que
haya ocupado la silla presidencial. El pecado de Chumel fue referirse al
fruto de las entrañas de la Primera Dama
(título que rechaza, por cierto)
Gutiérrez Müller como: “El Chocoflán”. El daño colateral fue la renuncia
de tres mujeres, a la administración pública.
El servilismo a todo
lo que da. Comienza la censura. Winter is coming…